Hace siglos, en las áridas tierras de México, nació el mezcal. Su origen se remonta a las civilizaciones precolombinas que veneraban el agave como una planta sagrada.
Los antiguos habitantes, con profundo respeto por la naturaleza, descubrieron que cocinar y fermentar las piñas del agave daba como resultado un elixir misterioso que llamaron "mezcal".
La tradición del mezcal creció a lo largo de los años, transmitiéndose de generación en generación. Fue un secreto celosamente guardado, un legado cultural que resistió el tiempo. Cada proceso de producción se convirtió en una ceremonia, una celebración de la tierra y la paciencia.
Hoy. Luna Dorada honra esa historia en cada gota que producimos. Nuestro mezcal es la culminación de siglos de pasión y perfeccionamiento artesanal. Seleccionamos los agaves con dedicación, preservando la esencia de nuestra herencia cultural en cada botella. Beber Luna Dorada es beber historia, es conectar con las raíces de una tradición, tradición que ha perdurado a través de los años y ahora llega a tu puerta para que la disfrutes en cada momento especial.